Esta obra:

Una historia completa, exhaustiva y bellamente escrita de la novela en España desde los orígenes hasta el siglo XXI. Cientos de autores, miles de títulos, todas las tendencias y estructuras. Una obra rigurosa, didáctica y clara, dirigida tanto al lector curioso como a estudiantes de literatura, profesores y especialistas. Una obra de consulta imprescindible en bibliotecas y en el dispositivo de los mejores lectores.

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Sobre la novela corta o cervantina y las Novelas Ejemplares de Cervantes (fragmento del capítulo 13)

La novela corta, es decir la novela, se puso de moda a partir de las Novelas Ejemplares, de Cervantes, en 1613. Cervantes es, sin duda, como él mismo adivinó, el fundador de una novela y de una corriente que, aunque no andaba falta de antecedentes, no había encontrado aún una vía nacional de expresión. Y detrás de Cervantes vendrán los nombres, cada vez mejor conocidos por los estudiosos, de Salas Barbadillo, Castillo Solórzano, Francisco de Lugo, y también los de Lope de Vega, Tirso de Molina, Pérez de Montalbán y otros ingenios que se unieron alegremente, esto es, con entusiasmo, al nuevo género literario que Cervantes les había ofrecido.

La novela corta, podríamos asegurar, invade todo el campo de la literatura narrativa, arrincona los libros de caballerías, se codea con los últimos títulos de la novela pastoril, y camina junto a la novela bizantina, de la que, a veces, es literario y artístico resumen.

Pero los problemas que plantea la novela corta no residen solamente en esta dificultad de abarcarla, de catalogarla y seriarla, sino, como veremos, en lograr adentrarnos en su estructura.

Parece imposible definir la novela corta, a no ser que nos atuviéramos a comentar estas dos palabras: novela y corta, porque es novela y porque es corta o más corta que... Que nos encontramos ante un género narrativo que llamamos novela no ofrece ninguna duda, ésta aparece al señalar y casi de limitar su longitud. Pero esta longitud, como se comprenderá, no ha de medirse por el número de páginas, sino por la densidad de las mismas, y así un chiste o una sencilla anécdota podrían incluso tener más páginas que una novela, sin llegar nunca a serlo.
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